En un lugar sin ley (Ain't Them Bodies Saints)
(David Lowery, 2013)
Antes de realizar ninguna
consideración sobre esta hermosa película negra del moderno cine norteamericano,
conviene subrayar lo difícil que ha sido poder verla. Sólo se exhibe en tres
cines de Madrid, tres salas sólo han apostado por Cine de calidad predestinado
a ser carne de DVD en pocas semanas (¿ésta? ¿la próxima?) mientras en los
multicines de palomitas y “emanems” se estrenan cada viernes docenas de
películas sin historia imposibles de digerir.
El cauce del nuevo cine negro
viene delimitado desde hace más de una década por lo que hagan, dejen de hacer,
digan o escriban un par de señores que responden al apellido común de Coen. Los
dos hermanos han situado el neo noir en su cúspide con El hombre que nunca estuvo allí (The Man Who Wasn’t There, 2001) y Fargo
(1996), y el camino paralelo del thriller con No es país para viejos (No
Country For Old Men, 2007). La industria estadounidense ha producido en los
últimos años varios títulos que mantienen el nivel que los Coen han
establecido, auténticas joyas que recordaremos cuando se editen libros sobre el
género dentro de 25 años: Antes que el
diablo sepa que has muerto (Before
The Devil Knows Your’e Dead, 2007) de Sidney Lumet; Ciudad de ladrones (The Town,
2010) de Ben Affleck; El demonio bajo la
piel (The Killer Inside Me,
2010), de Michael Winterbottom; Drive
(2011) de Nicolas Winding Refn; La huida
(Deadfall, 2013) de Stefan Ruzowitzki; Prisioneros
(Prisoners,
2013) de Denis Vileneuve.

Ain’t Them Bodies Saints, traducida aquí con un olvidable En un lugar sin ley, escrita y dirigida
por un desconocido David Lowery, se emparenta más con sus coetáneas en el género
negro post moderno que con los clásicos a los que evoca con su historia de una
pareja que se ama en el límite de la ley (unidos por el crimen): El demonio de las armas, Los amantes de la
noche, Sólo se vive una vez, Malas tierras… Incluso con las más desconocidas
Shockprooof (1949) de Douglas Sirk, en
su tramo final (la pareja delictiva busca más un escondite que una huída), y Unidos por el crimen (Tomorrow Is Another Day, 1951), de
Félix Feist.

(Nota: ver recuadro dedicado a las parejas criminales "En el amor y en el crimen" en el libro El Cine Negro,
de Víctor Arribas, Notorious Ediciones, 2011. Página 322)
El estrato social en el que nos sitúa esta descarnada historia de
amor en el Texas de los años 70 es el de dos jóvenes novios(Bob Muldoon es
Casey Afleck; Ruth Guthrey es Rooney Mara) en una zona deprimida, que cometen pequeños
robos y viven con los sueños de su futuro juntos a flor de piel. En uno de esos atracos, se ven obligados a
refugiarse en un cobertizo huyendo de la policía, y Ruth dispara a uno de los
agentes hiriéndole de gravedad. Bob se inculpa para salvar a su amada, que
esperará cada día el regreso de él cuidando al bebé de ambos que está a punto
de nacer. Amor en la distancia, amor imposible de corporeizarse, anhelo de
recuperar un amor tóxico… Por el camino se cruzará el policía Wheeler (Ben
Foster), enamorado de Ruth, que tratará de cubrir la ausencia de un Bob fugado
de prisión y en alocada carrera hacia un destino fatal y violento.


Parece ser que Lowery (un
montador al que seguiremos los pasos desde ahora al milímetro) se ha inspirado
en un cortometraje dirigido por él mismo para desarrollar la historia de Bob y
Ruth, unidos en el amor y en el crimen, que conforman junto a Wheeler un gran
triángulo romántico que resuena en la cabeza del espectador muchas horas después
de terminar la proyección. Su
tratamiento visual del relato busca una inspiración lírica (a veces, demasiado)
pero generalmente de factura clásica. Ejemplo de ello el muy interesante uso de
la elipsis de que hace gala Lowery: el atraco inicial, que vimos en Gun Crazy o tantas veces en Bonnie y Clyde, aquí se queda fuera del
montaje y ocurrirá sólo en la mente del espectador. La película podría estar
firmada por Terrence Malick, y la pasaríamos como una de las mejores (más comprensibles)
de su filmografía. Un gran hallazgo en el panorama tan decadente de los
estrenos.
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