lunes, 23 de febrero de 2015
domingo, 22 de febrero de 2015
La guerra al otro lado del móvil
El francotirador (American Sniper, 2015)
Hay tres tipos de seres: ovejas,
lobos y perros pastores. Y cada uno puede elegir lo que quiere ser. Las ovejas
piensan que todo el mundo es bueno y que nadie va a atentar contra ellas, y se
acaban convirtiéndose en las víctimas de los lobos, que atacan siempre que
pueden amparándose en la debilidad de las ovejas. Si decides ser un perro
pastor, dedicarás tu vida a salvar a las ovejas de los lobos y a proteger al
mundo del Mal. Ese es el razonamiento que el padre de Chris Kyle les hace a sus
dos hijos pequeños para que comprendan la esencia de la vida en el estado
norteamericano de Texas, donde viven. Y es el eje central narrativo del
flashback que ilustra el tercio inicial de El francotirador, la última película
estrenada por Clint Eastwood que acaba de estrenarse en España. Una obra que se
sitúa, digamoslo como punto de partida, entre lo mejor de su filmografía
reciente y a un palmo apenas de sus grandes obras (El aventurero de medianoche, El fuera de la Ley, El jinete pálido, Mistic
River, Cartas desde Iwo-Jima, Gran Torino), a sólo un par de pies de sus
obras maestras. Y ha logrado además arrasar en la taquilla de su país: el
patriotismo hace dinero, estamos ante la película bélica más taquillera de la
historia en EEUU, con un público entregado a la odisea personal de un soldado
apodado “Leyenda”: el antiguo cowboy que salvó la vida de decenas de soldados
al apostarse en posiciones de francotirador en Irak y acabar con la vida de cualquier
enemigo que pusiera en riesgo a las patrullas.
Para levantar el proyecto, el
actor Bradley Cooper se alía con Eastwood para producir la película que no pudo
hacer Spielberg, y que cae en las manos del director californiano una vez más
rebotado (como ocurrió con el díptico sobre la batalla de Iwo-Jima). El propio
protagonista de la historia, convertido en héroe de la guerra de Irak, negoció
la forma en que se adaptaría, hasta que fue asesinado por un veterano que
sufría estrés postraumático y al que ayudaba a recuperarse. Desde entonces Kyle
es muy querido por sus compatriotas, y su leyenda se ha engrandecido. El
director y el productor gastaron menos del dinero presupuestado (58/80 millones
de dólares) y han logrado recuperar con creces la inversión de Warner.

por reintegrarle
en la familia junto a sus hijos resultarán difíciles. Existe aquí una segunda
dualidad, la separación de de dos mundos que Eastwood muestra de forma cruda:
la batalla y el hogar, donde como tantas películas sobre Vietnam han mostrado
resulta tan complicado reintegrarse. En Faluya aguarda el antagonista, el
francotirador enemigo Mustafá (Sammy Sheik) que obligará a Kyle a dar lo mejor
de sí mismo y de su ayuda a sus compañeros. El texano es un americano patriota que se sobrecoge con los
atentados de AQ en Kenia y el 11-S y quiere salvar a su país del terrorismo de
la forma que mejor sabe hacer: apostándose en una azotea y disparando a los
enemigos de su país. Pero nunca abandona la amargura, el resentimiento, la
impotencia real sobre lo que vive.
El director habla de su película:
Parece que no hayan pasado cuarenta
años. La crítica bien pensante vuelve a atacar a Eastwood y a
tachar su película de fascista, reaccionaria, neonazi. ¡Qué lejanos aquellos
años en que las buenas películas lo eran por defender e impulsar una ideología
determinada! American Sniper ha sido ignorada en los premios de la crítica
extranjera y masacrada en Europa, con especial sustancia entre algunos críticos
españoles que denigran una obra artística porque no les gusta lo que
(aparentemente) insinúa. Defienden la curiosa teoría de que Eastwood se pone
del lado del francotirador al hacer una odisea sobre su patriotismo. ¿En qué se
basa esa teoría? Personalmente creo que es todo lo contrario: su posición moral
es contra la guerra y contra la venganza. Estamos ante un film antibélico como
lo eran Banderas de nuestros padres y
Cartas desde Iwo Jima. La cantidad de cosas irrelevantes que he leído estos
días sobre la película y su impacto en EEUU alcanza proporciones cósmicas.
Revistas serias han publicado en España que el éxito en estados “republicanos”
y en los pequeños pueblos y los grupos devotos cristianos puede deberse a la
campaña de la cadena de ideología ultraderechista Fox, que convocó a las masas
para que corrieran aborregadas a ver el film, algo que según estas delirantes teorías
esas masas cumplieron sin rechistar. Se ha achacado también este impacto al
miedo provocado por atentados como los de París o Dinamarca. Pero, ¿se puede
llegar a pensar que American Sniper haya sido reclamada por el público por ser
una buena película?. No, por lo visto. Es reaccionaria, y cualquier éxito de público debe ser
denostado y despreciado.
Enlaces de interés sobre la historia real:
Anexo: Mi película favorita del cine negro sobre un francotirador, de Edward Dmytryk: The Sniper
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