Curiosa pregunta la que hoy nos plantean en algunos diarios
digitales. ¿Eres más de Gravity o de
Doce años de esclavitud? Entre las
dos películas han sumado diez Oscar, no hay una clara ganadora porque a los
siete de la odisea espacial le falta la guinda del gordo a la mejor película,
que como pasara en los Bafta y los Golden Globe gana al sprint Doce años… con su regusto de odisea dramática y humana,
más al alcance de nuestras mentes que ese océano de estrellas en el que
naufraga Sandra Bullock. Vaya por delante que me parece mejor película, más
importante y definitiva, la del mexicano Cuarón.
En esta nueva moda de la Academia de repartir los dos
premios grandes entre dos películas (Argo- Ang Lee el año pasado), la gran
ventaja es que al final vemos pasar por el escenario del Kodak a los
responsables de las dos producciones, ninguno queda sin subir a por su tío
Oscar. Cuarón ha estado soberbio, dirigiéndose a su fabulosa actriz que a esas
alturas de la gala ya había visto pasar de largo la estatuilla: “Sandy, ¡tú
eres Gravity!”. Su película es gigantesca, paradigmática ya, creo que supera a
la mitificada 2001, una odisea del
espacio. Merecía redondear su noche, pero el marketing norteamericano
obliga a que esto se reparta y el pastel sea más grande para repartir. Del
resto de aspirantes a mejor producción del año, sólo El lobo de Wall Street
podría aspirar a desbancarla, y una parte de la sentimental Nebraska.
Mathew McConaughey es el actor de moda. En tv y cine barre con
todo lo que toca y el público le acepta. Pero Di Caprio lo merecía por su
Jordan Belfort fuera de control. Lástima que, como alternativa, no se hayan
acordado de un veterano Bruce Dern que habría hecho flexiones sin duda como
aquel inolvidable Robert Duvall que nos maravilló a todos en su tramo final.
No había discusión a mi juicio para la elección de la mejor
actriz del año. La triste Jasmine que compone Cate Blanchett merece no éste Oscar,
sino los del próximo lustro porque será muy difícil que nadie la supere.
Gigantesca actriz, muy bien dirigida por Allen.
Y la mejor actriz de reparto también me parece un premio clavado, no
habría soportado otra estatuilla para la chimenea de Jennifer Lawrence con 23
años, sabiendo que Cary Grant nunca tuvo ese honor. Lupita Nyong’o da una
lección de emociones y heridas morales en la película del algo impostado
SteveMcQueen.
Las opciones para el mejor característico no eran enormes.
Bradley Cooper es la cara de los carteles que uno ve en la ciudad, y poco más.
Michael Fassbender merecía el premio (vista la competencia) por su negrero de
Doce años de esclavitud, pero les ha madrugado el Oscar un Jared Leto que se ha acordado de los que sufren estos días en
Ucrania y Venezuela (por cierto, ¿estaba el ministro de cultura yanqui en la
entrega de los Oscar?).
Me alegro mucho de que esa película falsa y presuntuosa que
es La gran estafa americana se haya quedado sin premio. Tras su triunfo en los
Globos, me temía lo peor. Y por lo demás la mayor ceremonia de auto venta que
ha inventado la especie humana ha rayado en lo cutre con el reparto de pizzas
de la presentadora de Generes, y ha quedado un poco deslucida en general por el
frío imposible y las lluvias que azotan la querida California.
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