Las
historias escritas por este genio de la literatura norteamericana del siglo XX
tienen siempre un sello inconfundible y unos tipos humanos coincidentes,
cercanos a una concepción noir por
sus actos y por sus circunstancias, son gentes normales abocadas al crimen por
situaciones de fatalidad y marginación. Personaje difícil y taciturno, James Mallahan Cain (Annapolis, Maryland,
1892- University Park, Maryland, 1977) dió lo mejor de sí mismo en los años en que vivió y trabajó en California
cerca del mundo que tanto odiaba, el de las películas y los grandes estudios,
donde ganó mucho dinero con los derechos de sus novelas. Muchas de ellas, con
fuerte componente sexual, eran
consideradas inadaptables en una industria que había aceptado unas rígidas
normas morales: “Sólo Dios sabe qué
retorcimientos de mi mente me llevan a tomar estas direcciones, pero, incluso
cuando intento escribir un serial, antes de que esté terminado, adquiere un
rumbo muy censurable, y si no lo hace, es flojo a mi entender”. Pero
sus argumentos, temas y ambientes no cayeron en saco roto sino que influyeron
notablemente en el nacimiento del género negro y en innumerables películas de
la época.
Además de ser autor de la base literaria de Perdición, El cartero siempre
llama dos veces y Alma en suplicio,
escribió la novela que está en el origen de Ligeramente
escarlata (Slightly Scarlett,
1956) de Allan Dwan. Como guionista, y con pocas participaciones acreditadas, adaptó
a W.R. Burnett en Dr. Sócrates (1935)
de William Dieterle, coescribió con John Howard Lawson Argel (Algiers, 1938) de
John Cromwell, y participó decisivamente en la escritura de El embrujo de Shanghai (Shanghai Gesture, 1941) de Joseph Von
Sternberg.
Uno de sus trabajos más importantes fue en la supervisión del guión
de Retorno al pasado (Out of the Past, 1947) de Jacques Tourneur,
según Javier Coma “puliendo la adaptación
de la novela original (…) y dando un
brillo singular a los diálogos del film”. Cain casi nunca veía
películas, repudiaba todo lo que rodeaba a la industria de un Hollywood del que
huyó con la llegada de los inquisidores, y se refugió en Maryland hasta sus
últimos días.
Copyright © Víctor Arribas
No hay comentarios:
Publicar un comentario