viernes, 27 de diciembre de 2013

El extraño viaje

La vida secreta de Walter Mitty
Estreno en cines el 25 de diciembre de 2013. Trailer en español. La vida secreta de Walter Mitty



Soñar despiertos. Una experiencia que todos, en especial los aficionados a este arte tan maltratado que es el Cine, hemos tenido alguna vez y no sólo cuando éramos niños.  La sala de proyección es sólo un pretexto: soñamos en voz alta en la ducha, al volante, mientras pasamos la aspiradora o hacemos la compra. Soñamos para evadirnos, como le ocurría a aquel hombrecillo que cobraba vida en el cuento de James Thurber The Secret Life of Walter Mitty, publicado en The New Yorker el 18 de marzo de 1939, que fue un enorme éxito de ventas y teletransportó a miles de norteamericanos hacia un mundo de sueños que servían para escapar de la cruda realidad del día a día de aquellos años bélicos y convulsos. 



No tardó el Cine en hincarle el diente a la historia, y lo hizo apenas ocho años después en una versión de RKO protagonizada por Danny Kaye y Virginia Mayo, con Boris Karloff y Ann Rutherford en papeles secundarios, que rompió las taquillas y confirmó el tirón comercial de la aventura del pobre Walter Mitty, el editor de novelas de bolsillo que aprovechaba los cuarenta segundos del semáforo en rojo para convertirse en piloto, médico, caballero con armadura o lo que su mente volátil e inabarcable pudiera disponer. A aquel Walter de los 40 le pasaba lo mismo que al que ahora llega a las pantallas convertido en Ben Stiller: que pasa de la ensoñación  y el riesgo imaginados a vivir la aventura en sus carnes tras una toma de conciencia poco o mal explicada, y tras romper la barrera de lo real y lo fantástico de forma que, ya adelanto, me parece que el espectador no llega a descifrar.
El contexto en que se nos sitúa al personaje de esta fábula es la mítica revista Life, que acaba de ser adquirida por un gigante de la Red y va a dejar de editarse en soporte de papel.  Stiller y su guionista Steve Conrad no hacen un remake del Walter Mitty de Samuel Goldwyn y Norman Z. McLeod, sino que convierten el cuento en una oda a la prensa escrita que desaparece ante el nacimiento de una nueva era de publicaciones on-line. Es una película hija de su tiempo, emocionada ante el mundo al que rinde tributo, más que una nueva lectura del original literario o de la primera versión cinematográfica. Hasta cierto punto, tenía derecho a buscar otro enfoque el hijo de Goldwyn, Sam jr., que llevaba desde 1990 intentando levantar este proyecto contra viento y marea y que ha recuperado la historia que su padre trasladó al Cine sorteando los pleitos del autor que nunca habló bien de la versión cinematográfica de 1947. Nos atrevemos a aventurar que, si vera ésta, se volvería a la tumba con el susto en el cuerpo.




En su nacimiento, en enero de 1883 con una primera sede en el 1155 de Broadway,  Life fue una publicación satírica basada en un lema que jugaba con las palabras y las apariencias: “Mientras hay vida (Life), hay esperanza”. Ha pasado de ser un semanal, a publicación mensual y ser insertada en diarios como suplemento dominical, pero su cabecera y su historia periodística de primera magnitud convierten a Life en un referente de primer orden para todo el que quiera fabular, o hacer elegía, con el periodismo tradicional y romántico de los soportes en papel, al borde de un colapso que nadie quiere pero todos vemos inevitable.  En este homenaje que La vida secreta de Walter Mitty hace al papel como soporte inmortal del periodismo, el lema de la revista muta hacia una defensa de la aventura y lo aventurero, lo cual sin duda debió llamar la atención de directores como Ron Howard o Steven Spielberg que han rondado por este proyecto durante 20 años, y de Jim Carrey y Sacha Baron Cohen que han flirteado con el personaje en las diferentes fases de su proceso de gestación.  El Mitty de Stiller es un documentalista encargado del archivo de negativos y el de Kaye era editor de novelas de bolsillo, un terreno mucho más propicio a inventar historias y mucho menos mecánico que el que le confiere esta versión tan bien envuelta como vacía en su contenido. Mitty emprende un extraño viaje por Groenlandia, Islandia, Afganistán, que debería ser uno de sus sueños pero con el que se nos hace creer que todo ocurre en realidad después de haberse mostrado con alarde de efectos especiales los brotes de desenfrenada imaginación del protagonista. ¿Realismo o fantasía? Buscarle la lógica al relato resulta banal, pero el barniz naturalista que intenta imprimir Stiller a la tragedia del colectivo que ve morir su oficio no se compadece con esa falta de verosimilitud que tiene el relato narrado desde la fina frontera de lo verídico y lo irreal. Cheryl (Kristen Wiig) le cambia la vida al hacerle sentir el compromiso de vivir las aventuras que sueña para recuperar un negativo que presuntamente se ha extraviado, un McGuffin que permite entrar en la narración al verdadero personaje aventurero, al que sí sueña realmente lo que vive, al fotógrafo Sean O’Connell que no tiene hogar fijo, ni teléfono móvil, ni se sabe nunca en qué latitud del mundo se encontrará plasmando con su cámara la irrealidad del planeta. Junto a la aparición entrañable ...



... y magnífica de Shirley MacLaine como la madre dependiente de Mitty, la aportación de Penn es lo mejor de esta comedia vitalista tan confusa como confundida. (sumemos en ese capítulo de amplios cameos al Benjamin Button  de Scott Fitzgerald, en un gran momento de la película). 

Copyright © Víctor Arribas

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