lunes, 10 de febrero de 2014

Premios Goya 2014

La ausencia fue la de Alex de la Iglesia





Los Goya nacieron para importar a nuestro país la fórmula del glamour, marketing y estrategia de autobombo de los premios Oscar entregados por AMPAS. Muchos años después de su creación, podemos decir que en ese intento de clonar a los premios norteamericanos, los Goya han fracasado. Sólo con ver la gala celebrada anoche se puede discernir fácilmente esa conclusión. El guión, los participantes, los números planificados para darle ritmo y vistosidad, y el nivel de improvisación y actuación de los premiados distan mucho de alcanzar los parámetros de su original. 

Me parece una equivocación plantear la "asamblea anual" del cine de un país, donde se vende a la sociedad entera lo bueno que se ha hecho, haciendo constante alusión hacia el poder público, lo ostente quien lo ostente. Peor aún que la invectiva se centre en la ausencia de alguien a quien se supone que se iba a dirigir buena parte de los mensajes críticos del evento. Lo anómalo para mí es que tenga que ir obligatoriamente el representante del gobierno de turno a la entrega de los premios anuales de un sector productivo o artístico. Poner aquí el ejemplo de EEUU seria vano, porque no existe la figura del ministro o secretario de Cultura, pero animo al lector a imaginar a Clooney, Scorsese, Aniston y compañia perdiendo su minuto de gloria sobre el escenario del Kodak Theatre en criticar a alguien por no asistir a la gala o por reducir las ayudas al Cine. 



El cine subvencionado no es la solución a los problemas de este sector. Las series de ficción televisiva no tienen ayudas públicas y consiguen unas cuotas de pantalla excelentes. El problema del cine español no es el IVA cultural (que me parece muy elevado al 21%), sino la cartelera. El problema de Las Brujas de Zugarramurdi no es Internet, ni el precio de la entrada. Su problema es El lobo de Wall Street, La gran estafa americana, Agosto y Doce años de esclavitud. El problema es el talento de los guionistas, actores, directores y productores de un cine mucho más independiente del poder y por supuesto no subvencionado ni con un solo centavo de dinero procedente de los ciudadanos. 

La ausencia verdaderamente importante de anoche en el Hotel Auditorium no me pareció la del señor ministro, sino la del director de la película que cosechó mayor número de premios. Los ocho Goya de Las Brujas... fueron cayendo uno a uno en ausencia de Alex de la Iglesia, que hace algunos años alertó a la "industria" de que Internet no era el problema, sino la solución. Su voz se tapó, hasta el punto de que el actual presidente de la Academia hizo anoche una poco elegante mención de aquellas palabras del realizador bilbaíno para recordar que su vaticinio no se ha cumplido. El que discrepó del dogma prefirió no asistir a la entrega de los Goya en los que su película copó el palmarés. ¿Hablamos de ausencias?

Repasando los premios, en un año de calidad muy baja comparado con el pasado (Blancanieves, Grupo 7, El artista y la modelo) o el anterior (No habrá paz para los malvados, La voz dormida, Blackthorn), me parece muy acertado destacar a David Trueba, uno de los grandes talentos españoles, porque las demás aspirantes a mi juicio no alcanzaban un mínimo nivel aceptable (salvo tal vez Canibal). Los premios de interpretación me abstengo de comentarlos. 

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